Las WindWings se han convertido en el gran emblema de un nuevo enfoque en la navegación, en busca de un futuro más ecológico y sostenible en la industria marítima.
El mundo de la navegación marítima ya tiene un nuevo aliado: las velas eólicas. Detrás de esta novedad se encuentra la empresa naviera Cargill, que se posiciona como la gran impulsora de una revolución en la industria marítima, buscando un camino hacia un futuro más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
Estas velas de alta tecnología, bautizadas como WindWings, nacen con el objetivo de mitigar el elevado consumo de combustible y, por lo tanto, la huella de carbono que acompaña al transporte marítimo —un 2,1% de las emisiones globales de dióxido de carbono (CO₂), unos 837 millones de toneladas de CO₂ cada año—.
Diseñadas para convertir la fuerza del viento en energía propulsora, estas velas rígidas, plantean un cambio muy necesario al reducir la dependencia de los motores de combustión. Estas tienen el potencial de reducir hasta un 30% las emisiones de CO₂ durante la vida útil de un barco de carga.
Así, el Pyxis Ocean—un buque de carga—, en su travesía inaugural desde China hasta Brasil, se convierte en la primera prueba en el mundo real de esta tecnología. Pese a que se estima que el viaje tardará seis semanas en completarse, Jan Dieleman, presidente de Cargill Ocean Transportation, dijo a BBC que la industria estaba en un «viaje hacia la descarbonización».
«Este es uno de los proyectos más lentos que hemos hecho, pero sin duda con el mayor impacto para el planeta». «Hace cinco o seis años, si le preguntabas a la gente del transporte marítimo sobre la descarbonización, decían ‘bueno, va a ser muy difícil, no veo que esto suceda pronto'», añade.
Un nuevo paso hacia la descarbonización de la industria marítima
Las WindWings, nacen gracias a la colaboración entre BAR Technologies y Yara Marine Tech y aunque la innovación ha surgido en suelo británico, las alas eólicas son manufacturadas en China. El motivo, tal y como explican, se debe a la falta de apoyo del gobierno para reducir el costo del acero importado impide que la empresa las fabriquen en suelo de Reino Unido.
Plegadas cuando el barco está en puerto, se abren cuando está en el mar. Miden unos 37,5 metros de altura y están construidas con el mismo material que las turbinas eólicas, para que sean realmente duraderas.
“Creo que estos son ahorros reales de combustible y ahorros reales de carbono. Son importantes hoy, pero lo serán aún más mañana con los nuevos combustibles. El viento es un combustible casi marginal y gratuito, y la oportunidad de reducir las emisiones, junto con ganancias significativas de eficiencia en los costos operativos de los buques, es sustancial», explica Dieleman.
«Predigo que para 2025 la mitad de los barcos de nueva construcción se ordenarán con propulsión eólica», dice. «La razón por la que tengo tanta confianza es nuestro ahorro: una tonelada y media de combustible por día. Con cuatro alas en un barco, se ahorran seis toneladas de combustible, se ahorran 20 toneladas de CO₂ por día. Los números son masivos», finaliza.
Sin embargo, y pese a las buenas noticias, predicen que la industria aún no tiene un camino claro hacia la descarbonización total debido al desafío y la diversidad de la flota naviera mundial, en la que en algunos barcos resulta imposible incluir esta tecnología. «Es poco probable que haya una solución única para la industria a corto o mediano plazo», añade.
John Cooper, de BAR Technologies, es más optimista y dice que el futuro de las alas eólicas es «muy prometedor». También admite que le produce cierta satisfacción la idea de que la industria vuelva a sus orígenes. «Los ingenieros siempre lo odian, pero yo siempre digo que es un regreso al futuro», dijo.