Se ha dicho miles de veces que debemos temer a los robots y a la Inteligencia Artificial, porque nos quitarán a los humanos los trabajos. Que terminarán con la civilización. Pero hay un punto en el que no podrá superarnos, y eso lo explica la Paradoja de Moravec.
Hans Moravec es un investigador en robótica de la Carnegie Mellon University, nacido en Austria en 1948. Su área de estudio es el impacto de la tecnología en la sociedad.
Basándose en esto, emitió en 1988 una teoría conocida como la Paradoja de Moravec, que se define como el principio rector para el diseño y desarrollo de la robótica moderna.
“Es comparativamente fácil hacer que las computadoras muestren un rendimiento de nivel adulto en las pruebas de inteligencia o jugando a las damas, y es difícil o imposible darles las habilidades de un niño de un año en lo que respecta a la percepción y la movilidad”, dijo Moravec.
El argumento tiene su punto principal en que las habilidades humanas más antiguas son en gran parte inconscientes. Por lo tanto, parecen no tener esfuerzo.
Como resultado, a estas habilidades humanas sin esfuerzo serán difíciles de aplicar la ingeniería inversa, pero las habilidades que requieren esfuerzo no serán difíciles de diseñar en absoluto.
El principio fue desarrollado gracias al trabajo de Moravec, Rodney Brooks, Marvin Minsky y otros científicos.
La Paradoja de Moravec, o cómo debemos tranquilizarnos respecto a los robots y la Inteligencia Artificial
La BBC conversó con Gonzalo Zabala, investigador en robótica de la Universidad Abierta Interamericana, para ahondar sobre la Paradoja de Moravec.
“Al ser humano le ha tomado cientos de miles de años de evolución hacer cosas tan simples como, por ejemplo, mantener el equilibrio. Por lo que replicar todos estos procesos a un nivel computacional es casi imposible por el momento”, indicó Zabala.
Lo contrario ocurre con los procesos razonados: “¿Hace cuánto que podemos hablar del hombre inteligente, de la razón? En comparación con otros procesos evolutivos, el tiempo es muchísimo menor, por lo que podemos codificar y replicar esto con mayor éxito”.
Rodney Brooks estableció un principio para resolver la paradoja. “Si queremos construir un robot con inteligencia humana”, señala el investigador, “primero construyamos un robot con anatomía humana”.
De allí al desarrollo de robots humanoides, con aspecto más cercano al nuestro.
No obstante, aún parece imposible que repliquen con facilidad situaciones que los humanos realizamos sin mayores complicaciones. Un ejemplo: tomar una taza.
La barrera para el perfeccionamiento de los robots con Inteligencia Artificial sigue siendo aún muy, muy alta. Por lo tanto, respiremos tranquilos: la humanidad seguirá dominando al mundo durante mucho tiempo.