Los retos de Vision Pro, las gafas de Apple

Esta va a ser una conferencia WWDC histórica. Que empiece el show”. Con esa frase, que refleja cierto grado de euforia, comenzó el lunes el consejero delegado de Apple, Tim Cook, la presentación de una serie de productos que culminó con las Vision Pro, unas gafas de realidad extendida que pretenden ser una nueva revolución. Para entender el concepto del dispositivo hay que imaginar que, al ponerse el visor, la realidad que rodea al usuario se convierte en un lienzo ilimitado en el que situar pantallas virtuales de ocio y de trabajo que se manejan sin mandos, sólo con los ojos y con gestos de las manos.

Se trata de una mezcla de realidad aumentada y realidad virtual. Lo que ve el usuario a su alrededor es lo que le transmiten las 12 cámaras del visor hasta unas pantallas situadas delante de sus ojos, que tienen una definición descomunal, nunca vista. Pero si alguien mira las Vision Pro de frente podrá ver los ojos de quien las lleva. Es una proyección. Apple ha cuidado mucho que no se entienda como un producto de aislamiento individual, sino como un dispositivo avanzado de comunicación.

Una planificación a lo largo de 15 años y tecnología extrema hacen confiar a la compañía californiana

Microsoft tiene en el mercado desde hace siete años sus gafas HoloLens, que cuestan como las de Apple cuando se vendan a primeros del 2024 en Estados Unidos, 3.500 dólares, pero solo ha vendido unas 300.000 unidades en ese tiempo. ¿Por qué Apple cree firmemente que va a triunfar donde otros no lo han logrado?

Las claves de las Vision Pro son muy diversas y, por muy sobresalientes que sean las características técnicas del dispositivo, nada garantiza que sea un producto de adopción masiva. En este caso, Apple lleva madurando el producto desde hace 15 años, cuando registró la primera patente. Hoy tiene más de 5.000 patentes concedidas. Si ha esperado ese tiempo y lo vende a ese elevado precio, es una señal de que espera que su ritmo de adopción sea lento aunque constante.

Una de sus claves tecnológicas es la utilización de componentes de extremada calidad. Cada una de las dos pantallas de tecnología puntera Micro LED para cada ojo tiene una resolución que permite ver cualquier detalle de la realidad y la virtualidad con una precisión formidable que supera en mucho a las de los televisores 4K.

Hasta ahora, varios fabricantes que han intentado seguir ese camino se han topado con el problema de la resolución. Pantallas sin la suficiente definición recrean un mundo que se percibe ficticio. Apple ha ido muy lejos para evitar esa sensación.

El grado de adopción del público para las Vision Pro es una incógnita. Se puede trabajar con ellas de una forma diferente, muy creativa, y en el ocio ofrece cosas como recrear una gran pantalla de cine de máxima calidad –incluso en 3D– con sonido envolvente en medio del salón de casa. Pero es un producto para una sola persona, mientras que para muchas personas ver la televisión es una actividad compartida con otros.

Las Vision Pro son también un arma de doble filo para los desarrolladores de software. Si dedican tiempo a un producto de futuro todavía incierto, puede ser un error, pero si el visor de Apple se impone, situarse en primera fila es una ventaja.

El precio será un factor determinante, al menos en un primer momento. Apple dispone de poco margen para abaratarlo. Lleva dos chips de última generación, doce cámaras, sensores avanzados y sistemas sofisticados como el reconocimiento del iris para identificar al usuario. El show ha comenzado.