Actualmente las inteligencias artificiales son como las infancias. La responsabilidad de su educación, lo que éstas habrán de aprender, sus hábitos y juicios por desarrollar y afianzar, reposan absolutamente sobre nosotros.
Es inminente que las IA’s están llamadas a protagonizar una de las grandes revoluciones de la humanidad. De ahí la necesidad de tomar responsabilidad sobre lo que ellas han de aprender, de quiénes adquirirán esos aprendizajes y con qué fines.
De esto se habló en el conversatorio “Explorando las implicaciones éticas de las IA y la tecnología en el futuro de la actual generación”, que se llevó a cabo este sábado en el marco de la edición 42 de la Feria Internacional del Libro de Sharjah (SIBF), en Emiratos Árabes Unidos, que realiza del 1 al 12 de noviembre con Corea del Sur como Invitado de Honor.
Las participantes de este conversatorio fueron la periodista estadounidense Taylor Lorenz, columnista de The Washington Post, especializada en la cultura digital, y la investigadora emiratí Yasmin Al Rawi, desarrolladora de inteligencia artificial por la Universidad de Ajman.
“Lo relevante es reflexionar quién tiene el control sobre las IA’s. Ahora mismo, por ejemplo, está sucediendo una gran huelga en Hollywood que determinará lo que se debe y no hacer con ellas. Se están cuestionando los alcances de estas tecnologías y la potestad que pueden tener las productoras para reemplazar en cualquier momento a una persona con esta tecnología. Y eso es realmente negativo, me parece que es un mal indicio para el mundo creativo. Por otro lado, hay personas creativas individuales, como los músicos, que están usando estas tecnologías para desarrollar productos culturales realmente interesantes, y ésa es otra cara mucho más amable de la situación. De ahí la importancia de reflexionar y de cuestionar quién está a cargo del desarrollo tecnológico y cuáles son sus intenciones”, matizó Taylor Lorenz.
Por su parte, la investigadora Yasmin Al Rawi abordó otra perspectiva del tema: la privacidad y los fines lucrativos de nuestra información por parte de los algoritmos en las redes sociales.
“Hay más de 95 millones de trabajos en el mundo están en riesgo de desaparecer para 2025, según estadísticas del Foro Económico Mundial. Sobre todo, se trata de los trabajos que se caracterizan por la repetición, y son aquellos que podrían ser realizados por las IA’s. Pero esto no necesariamente quiere decir que la gente deberá quedarse sin trabajo, sino que es una puerta abierta para que, sobre todo las nuevas generaciones, puedan generar trabajos multitask y dedicarse a diferentes sectores. Mis colegas coinciden: no tenemos que resignarnos a casarnos con una sola profesión o dedicarnos a un empleo específico, sino que, con ayuda de la tecnología, podremos diversificar nuestras habilidades. De ahí la importancia de la tecnología y la función que le debemos dar como humanidad”, propuso Al Rawi.
Taylor Lorenz, por otro lado, abordó uno de los problemas que pueden surgir a partir de la manipulación de las IA’s para generar información falsa o fake news según la conveniencia de quienes las detentan.
“La gente más joven es muy escéptica sobre los medios tradicionales. Esto quizás se debe a que los medios tradicionales presentan un muy específico punto de vista sobre el mundo, mientras que los jóvenes están conectados con el mundo entero, consumiendo cantidades impresionantes de información en un instante. Por eso es importante que estas generaciones aprendan a discernir sobre el tipo de información que consumen a través de plataformas como TikTok, que puedan corroborar la autenticidad y veracidad de lo que se les presenta, sobre todo si se trata de información generada por IA y qué intención lleva consigo”.
Finalmente, ambas coincidieron en que este momento es crucial no sólo por la visión de desarrollo de las IA’s y para cuestionar a las personas que las están desarrollando, sino que es una oportunidad para educar a las nuevas generaciones de manera ética, puesto que serán ellas las responsables de instruir y guiar el futuro de estas tecnologías, y ese futuro, acordaron, deberá ser bajo los fundamentos éticos que hoy sean sembrados sobre los jóvenes de todo el mundo.