Las ciudades están en permanente evolución. Y con ellas, los sistemas de transporte, que tienen que adecuarse a las nuevas necesidades de la población y a las cada vez más restrictivas normativas para combatir los altísimos niveles de contaminación presentes en el aire urbano. Por eso, entre otras cosas, están triunfando en España las bicicletas eléctricas, y ciudades como Madrid se plantean ingeniosos sistemas para reducir el consumo energético y mejorar la eficiencia de la red de Metro.
Uno de los proyectos más prometedores para revolucionar el transporte empezará a probarse este octubre en Australia. En Stirling, uno de los suburbios de Perth, van a llevar a cabo un proyecto piloto con un tranvía eléctrico sin raíles en un tramo de 7 kilómetros, diseñado para conectar el centro urbano con la playa de Scarborough. El tranvía será uno de los primeros de este tipo en operar fuera de territorio chino, donde la Corporación Ferroviaria China (CRRC) lleva años diseñando y fabricando estos vehículos.
Las pruebas se iniciarán en las próximas semanas y durarán hasta noviembre, para evaluar aspectos como la capacidad de carga y el rendimiento de las baterías, la maniobrabilidad, el radio de giro y la experiencia de los usuarios. Así, cualquier ciudadano podrá probarlo y dar su opinión, para que los responsables municipales de Stirling y Perth tengan toda la información a su alcance para decidir si finalmente se implementa como un transporte público más. Sobre el papel, este tipo de tranvías, conocidos como Tránsito Rápido Autónomo (ART, por sus siglas en inglés), son menos intrusivos, más rápidos y más rentables que otros sistemas como los autobuses, el metro o los tranvías sobre raíles.